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martes, 21 de diciembre de 2010

"Luna ensangrentada" escribió el periodista hace algún tiempo y anoche lo tenía clavado a fuego en mis ojos.

Había un silencio tétrico que aullaba
Caían las esperanzas de los corazones
mientras otros lloraban...

La noche entera estuvo repleta
de testigos solitarios,
que añoraban, que anhelaban
otros ojos juntito al ritmo místico de las olas
y de los barcos sin muelle del universo.

Se besaba el cielo
de a poco
y caían los pétalos de la rosa ensangrentada de mi alma
a tropezones desde las alturas
Nadie más podía verla deshojada.
Nadie más podía verla ensangrentada.

De a poco
Como si a la tierra le costara interponerse entre sus ojos
Como si no pudiera romper de súbito
La unión continúa de los amantes
De la historia de amor
Más bella y triste del cielo...

Incluso más triste que la luna
y su lucero...
que se aman sin jamás verse los ojos.

Cambia la estación
Llora el deseo en silencio.
Y la luna parece ser un círculo perfecto de deseo
enredado en el cuello del cielo.

De a poco se enrojece
como cuando es imposible
que deje de sangrar la herida.

Rosas en su pecho
y en las espinas sangran recuerdos.

Me mantengo extaciada y naufraga
aquí y en ninguna parte...

Se desmorona el silencio
mientras soy incapaz de dejar de llorar.
Se oscurece en medio del tenor ausente.

Tu voz que olvidé
y mi silencio...

Eclipsada...
y el viento me sacudió los huesos...
un rumor de estrellas que lloraban
se me clavó en el alma enamorada.

Bienvenido (a)

Como los primeros rayos del sol, al amanecer, medio tímidos tocando el cielo entre sus brazos... Así puede que me sienta, dispuesta a abrazarte con lo que más amo hacer, escribir.

Muchas gracias por estar aquí, entre mis sueños y desvelos.

Un abrazo,


Fran Joan Violet