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sábado, 24 de julio de 2010

"Laura y Alejandro, dos almas tatuadas de amor"


Un silencio en sus labios, sabe a música
Una sonrisa enredada en lo simple de la vida,
tiene como acordes sus ojos.
En los de ella nacen las estrellas
En los de él, un cielo nocturno tiene grabados los de ella.
En su cielo se teje su nombre
Y amanece en Alejandro, la sonrisa de Laura.
La sonrisa que parece bañada en manantial
La que tiene brillo celestial
La que él sabe amar...

Almas enamoradas
volando en TE AMOs infinitos de luz
Desde los orígenes del amor
Se aman.

Cuando la luna resucita,
es porque sus ojos se han besado
creciente como su amor, va la luna…
y la luna acuna sus nombres
cada vez que menguante está
y el plenilunio es como, cuando juntos están
y su amor es tanto, que la noche no necesita más.

Laura y Alejandro
Van pintando la vida
Van pintando el amor
Van soñando y amando
Enamorados
En ellos hasta se aman, los te amo!

Las estaciones, acunan sus cuerpos
Las rosas sus colores
El mar su profundidad
La vida sus manos entrelazadas
Sus almas enamoradas
Tienen tatuadas el espíritu del otro
El sueño del otro
Que desde hace siglos, empezaron a soñar.

Serán felices, son felices
Laten el uno por el otro.
Son, uno solo con las bellezas de dos.

Besos del mundo
retratos del otro, pasos con rumbos
a sus ojos...
Sus manos, escritura del viento
rosas del tiempo.
Sus almas, tatuadas de amor...
Eternamente, tatuadas de amor.

jueves, 22 de julio de 2010

Como una hoja arrugada
dañada y herida
sucia y vacía, vacía.
Enredada, mezclada
en el vaivén del adiós
va la mujer
va la niña
la de hoy
la de ayer.

Aunque llena de sangre
entre los rumores tibios de su alma
encanta una melodía
que de pronto le duele a los ojos.
Le sangra a la vida.
Viajera, sin retorno a la esperanza.
Viajera, sin cadenas
aunque encadenada…

Desde el fondo de las aguas
quiere resucitar la ahogada…
Cristales en los últimos dolores de su océano…
corriente turbia.
Corriente fría.
Espejo de dos mundos.

La lastimada, la rosa que mató un cuchillo.
Desconsolada.
Así quedó.

Tiembla al borde del viento, su súplica silenciada.
Rumorea, cascabeles.

Dejarse entrar a la tierra, para salir del agua de los ojos
que encienden cenizas para conocer el fuego.

Tocar los silencios, con otros más profundos,
Más dolidos
Más silenciados.
Besarlos y enredarlos,
Desnudarlos
Con las manos frías, llorando.

Anestesiada
Como se deshacen las esperanzas
en los ojos de la ausencia.

Olvidada
Como el bello sentido, del sin sentido.
Como el brillo de los ojos que ya no brillan
por la muerte prematura, de hoy.

Anacrónica
Como cuando el mar llora en calma, en mis ojos de ayer.
Como cuando el silencio no encuentra almas, ni tampoco rumbos.

Oceánica
Misteriosa y profunda
Necesitando sal para no congelarse de miedo…

Anochecida
Como la muerte
Como quién murió de frío y de llanto.

Nostálgica
Como las hojas sin rumbo
Descalzas y pérdidas, tiñendo desvelos.

Efímera y eterna
Como una despedida
Como el luto de un beso.


Naves tristes
Aves olvidadas
Calles sin comas, sin puntos, sin respiros.
Memorias sin recuerdos
Sobredosis de amnesia
y de heridas.

Todo lo que puede llevarse una tarde
Un segundo
Un respiro
Un silbido
Un olvido

Mi vida.

Los árboles hoy son violines
Lágrimas, madera en llanto.
También las velas de los barcos,
gritan en la confusión de añorarse tanto
y no encontrarse…

Alejarse
Lejanía.

martes, 20 de julio de 2010


Qué decir, cuando la herida es tan visible…Cuando la ausencia, quema
 Cuando el espacio que dejó su nombre, no habrá quién lo cure.
 Violines detrás de la vida, recuerdos y acordes. 
                    Viento y dolor, viento y vacío...                    
No me mires
 No sé cómo escribir el punto final
No estás, y desde ahí
No estoy.

Más que tu ausencia...

Descalza del mundo
pisando y llorando
las hojas entristecidas
que dejó la nostalgia y el otoño...
que reside en los respiros
desnudos y fríos
de este invierno sin paraguas para el desconsuelo
de las últimas calles
con consonantes echas de sangre y lluvia
de recuerdos y olvidos...
Noches y noches vacía
desde que la sombra de unos ojos negros
que un día hace muchos siglos amé,
cruzó la puerta para no volver
para mirar otro cielo
llevándose hasta la sombra de Venus
de mi cielo, de mi cielo hoy oscurecido...
Vago, vago vacía
aunque repleta de recuerdos con su nombre
aquél que se me olvidó...
Aquél que escribí entre las cenizas
de una tormenta que acunaba sus besos,
detrás de otra puerta.
¡¿Cuánto es capaz de extrañar un corazón, cuándo sólo extraña?!
¿Cuántos pétalos deshojará la rosa que tiene, sólo un suspiro?
Desde la lejanía de lo que me queda
ya no alzo ningún brindis en su nombre,
lo olvidé
detrás de tantas memorias
de tantos árboles
de tanto frío
y tanto, tanto océano...
Vuelvo a caminar descalza…
Sobre el barco que se llevó hasta tu nombre…
Nada puede dolerme más que tu ausencia
eso creía.y hoy que no estás…

nada más puedo afirmar.

Nostalgia…

domingo, 18 de julio de 2010

Soltando de las manos, los anillos con promesas inventadas.
Soltando de los brazos, los ríos de sangre, de una piel lastimada.
Soltando del pecho, como una caída libre al océano de sus ojos,
las palabras llenas de ausencias…
Soltando de los latidos, los nombres que dañaron versos
de la poesía más intensa, llamada vida.
Soltando lágrimas, llenas de tinta, a la hoja blanca de sus ojos.
Soltando los últimos quejidos de la muerte, que abrazo la vida.

Soltando, soltando, dejando ir, yéndome.

Dejando los gritos atrapados en la ventana,
En el parabrisas, en la cortina.
Dejando…
Las cenizas del cigarro del recuerdo, más lastimado.
Dejando los huesos sin memoria,
Porque se cansaron de recordar…
Dejando la mirada perdida, en los atardeceres…
Para despertar mañana, amanecida.
Dejando las sombras, el equipaje repleto de escombros
Dejando aquello que le duele hasta a los hombros.

Dejando, como un barco que se va a volar…

Yéndome…
Tomando los segundos descalzos, en el reloj de arena de la vida.
Tomando el último suspiro de una lágrima.
Abrazando la carita de ella
Los ojos de él
La ternura virgen, de sus besos.
Yéndome, con un papel y un lápiz…
Sin heridas, y sin puertas grises.

Simplemente yéndome…

Bienvenido (a)

Como los primeros rayos del sol, al amanecer, medio tímidos tocando el cielo entre sus brazos... Así puede que me sienta, dispuesta a abrazarte con lo que más amo hacer, escribir.

Muchas gracias por estar aquí, entre mis sueños y desvelos.

Un abrazo,


Fran Joan Violet