La noche de hoy, conmemora la última en que tu alma respiró.
Hay agonías que duelen,
siempre a alguien le duelen.
Te recuerdo, entre sábanas,
que parecían siglos sobre tu cuerpo.
Los ojos ya se habían marchado
La memoria y los recuerdos, estaban cansados
Las sonrisas parecían, no existir más.
Ni siquiera lágrimas, tenías.
Eso será entregarse?
¡Cómo llora la vida a veces!
No quería recordarte, no quería.
Cómo si el dolor pudiese evitarse.
Cómo si el alma, no tuviese lágrimas.
Dime… quién me pintará un carrusel de otra era?
Quién?
Quién, cuando no queda nadie.
Nostalgia.
El sol de ojos ausentes, en el corazón del muerto.
Claveles que lloran, en las manos de ella.
Un año, mañana será un año.
Las sombras, los recuerdos,
los recuerdos,
¡que sólo nos quede eso, recuerdos!
No es tu ausencia lo que me duele,
es su dolor el que me hace daño,
y con ello, tu ausencia.
Los barcos se parecerán a la muerte?
Al menos sí la distancia de los océanos,
Con la de las ausencias.
Al menos sí las olas furiosas
Con la rabia y la impotencia.
Al menos sí la sal
Con las lágrimas, con la soledad.
Camino descalza y desnuda, entre el jardín de rosas ensangrentadas que ves, muriendo un poco menos, viviendo un poco más... Dejando lágrimas, en busca de esperanzas... Tiñendo desvelos que buscan caricias para el alma, entre olor a café, hojas de otoño, lluvia nostálgica, y desgarros del silencio, que me hacen delirar en poesía!!!
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sábado, 10 de julio de 2010
miércoles, 7 de julio de 2010
El pelo de ella tenía olor a lluvia, también su alma.
Sus ojos, y el aire lejano que los separa de los de él, jugaron a amarlo.
El borde de sus labios, creaba canciones entre los besos.
Y entre el vapor, es escribía aquella canción
Que murmuraba el amor.
En el espacio de sus senos y su ombligo, se escondía un grito
Que muerde los sentidos, y la agonía.
El delirio y la inconsciencia…
Las manos de él, jugaban con el alboroto de su pelo,
Sus ojos se perdían, en la lejanía de los de ella.
Él quería sentir el grito que moría, entre sus senos y su ombligo.
La miraba, cerraba los ojos y la quería suya.
La tocaba con deseo, la quería
La amaba…
Bajaba en el desliz de su pecho,
A ella se le arrancaba un suspiro.
A él más le gustaba.
La buscaba, ella huía jugando.
Él la estaba amando.
Sus ojos, y el aire lejano que los separa de los de él, jugaron a amarlo.
El borde de sus labios, creaba canciones entre los besos.
Y entre el vapor, es escribía aquella canción
Que murmuraba el amor.
En el espacio de sus senos y su ombligo, se escondía un grito
Que muerde los sentidos, y la agonía.
El delirio y la inconsciencia…
Las manos de él, jugaban con el alboroto de su pelo,
Sus ojos se perdían, en la lejanía de los de ella.
Él quería sentir el grito que moría, entre sus senos y su ombligo.
La miraba, cerraba los ojos y la quería suya.
La tocaba con deseo, la quería
La amaba…
Bajaba en el desliz de su pecho,
A ella se le arrancaba un suspiro.
A él más le gustaba.
La buscaba, ella huía jugando.
Él la estaba amando.
lunes, 5 de julio de 2010
No hay espacio, entre el temor de esta distancia que le duele a los huesos, que le quema a los ojos. Pareciera en el viento, no quedar nada, pareciera en mis ojos, no quedar nada, cuando el último barco naufrago... y las olas ahogaron tanto amor, que hoy es nostalgia...
De pronto ven, abrázame, me haces falta. De pronto no llega nadie, y la lejanía y sus ojos asesinos me duelen. Pasajero de la noche, sílbame una canción de hace siglos... Dame una esperanza que nazca todos los días, como el color del sol al medio día.
Respirar, hace falta respirar, o será lo único que el dolor aletargado de años, permite hacer?
Respirarse el color sepia que dibujan las fronteras mientras no te encuentro. Es consumir el polvo que dejo el adiós, en la carretera de unos ojos, que se han cansado de viajar y no encontrar.
Pañuelos... y recuerdos quebrajados como pétalos.
De pronto ven, abrázame, me haces falta. De pronto no llega nadie, y la lejanía y sus ojos asesinos me duelen. Pasajero de la noche, sílbame una canción de hace siglos... Dame una esperanza que nazca todos los días, como el color del sol al medio día.
Respirar, hace falta respirar, o será lo único que el dolor aletargado de años, permite hacer?
Respirarse el color sepia que dibujan las fronteras mientras no te encuentro. Es consumir el polvo que dejo el adiós, en la carretera de unos ojos, que se han cansado de viajar y no encontrar.
Pañuelos... y recuerdos quebrajados como pétalos.
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Bienvenido (a)
Como los primeros rayos del sol, al amanecer, medio tímidos tocando el cielo entre sus brazos... Así puede que me sienta, dispuesta a abrazarte con lo que más amo hacer, escribir.
Muchas gracias por estar aquí, entre mis sueños y desvelos.
Un abrazo,
Fran Joan Violet
Muchas gracias por estar aquí, entre mis sueños y desvelos.
Un abrazo,
Fran Joan Violet