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viernes, 23 de abril de 2010

Dime... quién me quito todo?
Calla
No quiero respuestas.
Tengo los ojos ahogados.

La piel temerosa, los ojos firmes, aunque llorados.
Angustia… desamparo de noches en vela.
Hoy vi un atardecer cuyos colores quise atrapar en mis sentidos
Para tocarlos cuando el presentimiento de ausencias
Queme todo lo que se esconde detrás de una sonrisa.
Ojos con memorias
Historias que se confunden con el aire contaminado de gritos
Miedo que no es mío, pero que es mío.
Sangran las notas musicales
De una canción que hace llorar el alma
Y mi sangre tiene violines
Rosas desde niña
Al amparo de sus ojos
Que ya no fueron,
Nunca más
Los mismo…
Soñadores siempre seremos
Ni su cuchilla
Me quitara los sueños.

Amenazas,
Tienes tiempo una vez más?
Ya no me queda nada más que sueños
Sueños que pintan la pared de mi boca
Ya no puedes, venir y tocar esta rosa
Ya no me puedes quitar
No me puedes quitar lo que ya no tengo.
Una vida no se quita, dos veces.

martes, 20 de abril de 2010

El reloj de mis sentidos, se desvaneció
La soledad y sus alas heridas
No han de marcharse…
La fogata del recuerdo
Las rosas rojas de mi pelo
El silencio ebrio de gritos
Las ramas que golpean el tiempo
Los ataúdes con lamentos
Ya no queda nada
Ya soy olvido.
Solitarias las tintas que adornan mi cuello
Y entre tanta lluvia de recuerdos
Se escribe un poema
En cada una de mis venas…
Mi cuerpo camina
Mi alma navega
Celestina de otras esquinas
Un canto de ojos grises
Tiene el viento de esta noche.
Un rumor de pétalos al aire
Jugando al borde de la locura
Con las estrellas
Las que juegan a ser bellas
Como cuando era…
Era…

Un deseo de amaneceres intensos
Un deseo de besos sin tiempo
Una era otoñal en plena primavera
Sangran los acordes
Lloran mis labios esta vez
Y mis ojos engañan
Con una sonrisa inventada
Con una robada
del fondo de mis huesos…

Al timón de la noche
Lo tomo entre mis delirios
Lo sostengo con mi piel aullando en medio del grito de la noche sin capa
Algo pérdida
Algo ausente de días…
La noche acaricia los rincones de la piel que llora
Y le regala una rosa
Desde el fondo de la tierra…
Le regala una aurora
Desde el deseo mismo
De la vida…


Maletas
Sin ropas
Atardeceres
Sin sol…

Ventanas inundadas de lamentos
Recuerdos ausentes
De bocas que murieron…

Las velas del barco sucumben
Ante la tormenta de nombres
Que acunan los tiempos

Y mi cuerpo es uno más
De tantos que caminan
En medio de la noche sin horas…
Mi alma otra que navega
Al compas del tiempo inventado
Por un músico suicida…
Donde lloran tantas vidas…

Camino y navego
de la mano, sin rozarme los dedos...

domingo, 18 de abril de 2010

Ella...

Ella tiene los ojos que tendría la soledad de un barco perdido, sin tripulantes, de pronto sin capitán, pareciera que una tormenta arrasó con las maderas del cuerpo de aquél barco… y hay una sombra, un rumor como ella diría… que navegaba guiada por vientos de unos ojos profundos, de unos ojos de mar…
El barco destrozado… el corazón lastimado… ella grita, ella llora, ella ama…
Cual olvido color oceánico, cual silencio de olas, que gritan…
La noche entona una canción de amor… y pareciera que todo tiene su cuerpo, que todo tiene su voz…
Caen lágrimas sobre la noche, sobre el mar herido, donde se ha perdido… ella, la que vestía un abrigo largo, la que se quedó simplemente con un vestido, la que se quedó contando recuerdos desnuda, bajo tantas noches frías, tantas noches vacías…
El cielo juega con un rojo que grita de pasión ahogada, contra la tormenta que se avecina…
La tormenta que lastima…
Cual abrazo negro, llegan voces que nunca se han ido… en una botella que ha viajado una eternidad para verla… El pergamino que traía la botella, lo tomó entre sus manos temblorosas y en susurros, leyó:
“Eres poesía aún, eres vida, no seas cruel cementerio, me quede a morir en ti, quizás… y sé, que sí tú te hubieses ido, yo también me hubiese muerto, y hubiese seguido como pasajero vacío. Es cierto también, que para irme por completo, olvide algo, olvide llevarte conmigo… pero, necesito verte sonreír una vez más, muchas veces más… que tomes todos los colores del cuadro enamorado que fuimos, y seas la mujer que amo… la que ama, no sólo mi recuerdo, sino también la vida… la que vivimos juntos, y la que tienes que vivir…
Y cuando sea ocaso, en tus ojos anochecidos… suéñame, que pintaré un amanecer para que sonrías… y tomaré tu mano, cuando la noche vuelva a ser muy fría… Pero vive, pero intenta… “
El viento lloraba, las olas agitaban muchas velas, los barcos parecían sombras, los pájaros asustados, huyeron de tanto amor, y la arena que la sostenía, sintió caer el cuerpo, sintió el dolor en sus huesos, en su sangre… Ella durmió muchos siglos sin notarlo, muchas puesta de sol se le grabaron en los ojos, nadie intentó despertarla, sólo el amor que la durmió, quiso que ella volviese a vivir… a despertar… a amar no a otro hombre, pero sí a ella misma…
Ella, ella, tomó sus besos, sus lágrimas, abrió sus ojos, y tomó su maleta en un viaje de regreso… siguió las huellas algo difusas en la arena, pero tenía el mapa del camino tatuado en sus pies, así que siguió… solitaria, ya no traía una sombra a su lado, esa sombra ahora era un poquito ella…
pero traía en la manos un pincel, para pintar con colores azulados, caricias, y un paisaje de sonrisas para esparcirlas al mundo sin reloj, sin calendario, cual rosas al viento en plena noche de otoño … cual acaso dormido, cual sonrisas de otra boca…

(En la sombra del tiempo, había una amiga, esperando verla llegar, viéndola volverlo a intentar…)
Se desprende un suspiro entre dormido, un querer tenerte aquí, para acariciar el silencio de tanta música de tu piel, un querer quedarse abrazada de por vida, a ese amor tibio, a esas consonantes que gritaba tu pecho, a esos acordes que murmuraban tus ojos, y jugaban con las vocales de mi pelo… haciendo música,
soñando poesía… porque somos el complemento, de amar dos artes de la vida. Porque somos dos caminantes, que han empezado a pisar parte de un mismo suelo, para formar su camino, que han mirado un mismo cielo, para ponerle nombre a una estrella, que han sentido una misma noche, para dormir en las caricias de la luna, que han besado un mismo silencio, para sentir la música del tiempo… el viento tocando un sentimiento…
… Que son, sin ser nada, algo juntos…

Bienvenido (a)

Como los primeros rayos del sol, al amanecer, medio tímidos tocando el cielo entre sus brazos... Así puede que me sienta, dispuesta a abrazarte con lo que más amo hacer, escribir.

Muchas gracias por estar aquí, entre mis sueños y desvelos.

Un abrazo,


Fran Joan Violet