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domingo, 3 de abril de 2011

Pasillo de un hospital.

Recorro el mismo pasillo.

Y un escalofrío conocido me recorre desde la espalda, hasta el alma.
Observo las tétricas murallas.
Los eslabones suspendidos por algún letrero.
El vacío angustiaste y la impotencia de los corazones
que aguardan con una única esperanza, en las bancas.

No me atrevo a pronunciar ninguna palabra.
No me atrevo a sostenerle los ojos a nadie.
No me atrevo a escuchar alguna historia.

Aguardo.
Espero ver tus ojitos.
Tus sonrisas.
Tu cuerpecito.

Aguardo.
El frío continúa.
El reloj avanza.
La soledad invade.
Los recuerdos queman.
La incertidumbre perfora los huesos.
Alguien llora.
Y no me atrevo a mirar la procedencia
De aquel conmovedor, llanto.

Tanta muerte
Y tan poco consuelo.

Los pájaros aletean despedidas.

Los pañuelos se aferran a recuerdos.
La vida llora.
Los segundos consumen.
Los momentos gritan.
La salud escapándose por los poros de la piel.
Aquí ni siquiera hay ventanas
por susto a que la muerte entre,
pero en realidad,
lo que no llega es la vida...
La muerte ya habita en este pasillo
de despedidas...

Fran Joan Violette


4 comentarios:

  1. Cuanto impresiona un hospital y las situaciones que se viven en el.
    Es un tema interesante...
    Saludos ;)

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  2. Ojala y no te este pasando nada malo

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  3. uff, es un mundo de dolor, de impotencias, a veces de alegrías. Es como si en su seno gritaran aletargadas todas las noches, con ojos de miedo.
    Gracias!

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Bienvenido (a)

Como los primeros rayos del sol, al amanecer, medio tímidos tocando el cielo entre sus brazos... Así puede que me sienta, dispuesta a abrazarte con lo que más amo hacer, escribir.

Muchas gracias por estar aquí, entre mis sueños y desvelos.

Un abrazo,


Fran Joan Violet