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domingo, 18 de abril de 2010

Ella...

Ella tiene los ojos que tendría la soledad de un barco perdido, sin tripulantes, de pronto sin capitán, pareciera que una tormenta arrasó con las maderas del cuerpo de aquél barco… y hay una sombra, un rumor como ella diría… que navegaba guiada por vientos de unos ojos profundos, de unos ojos de mar…
El barco destrozado… el corazón lastimado… ella grita, ella llora, ella ama…
Cual olvido color oceánico, cual silencio de olas, que gritan…
La noche entona una canción de amor… y pareciera que todo tiene su cuerpo, que todo tiene su voz…
Caen lágrimas sobre la noche, sobre el mar herido, donde se ha perdido… ella, la que vestía un abrigo largo, la que se quedó simplemente con un vestido, la que se quedó contando recuerdos desnuda, bajo tantas noches frías, tantas noches vacías…
El cielo juega con un rojo que grita de pasión ahogada, contra la tormenta que se avecina…
La tormenta que lastima…
Cual abrazo negro, llegan voces que nunca se han ido… en una botella que ha viajado una eternidad para verla… El pergamino que traía la botella, lo tomó entre sus manos temblorosas y en susurros, leyó:
“Eres poesía aún, eres vida, no seas cruel cementerio, me quede a morir en ti, quizás… y sé, que sí tú te hubieses ido, yo también me hubiese muerto, y hubiese seguido como pasajero vacío. Es cierto también, que para irme por completo, olvide algo, olvide llevarte conmigo… pero, necesito verte sonreír una vez más, muchas veces más… que tomes todos los colores del cuadro enamorado que fuimos, y seas la mujer que amo… la que ama, no sólo mi recuerdo, sino también la vida… la que vivimos juntos, y la que tienes que vivir…
Y cuando sea ocaso, en tus ojos anochecidos… suéñame, que pintaré un amanecer para que sonrías… y tomaré tu mano, cuando la noche vuelva a ser muy fría… Pero vive, pero intenta… “
El viento lloraba, las olas agitaban muchas velas, los barcos parecían sombras, los pájaros asustados, huyeron de tanto amor, y la arena que la sostenía, sintió caer el cuerpo, sintió el dolor en sus huesos, en su sangre… Ella durmió muchos siglos sin notarlo, muchas puesta de sol se le grabaron en los ojos, nadie intentó despertarla, sólo el amor que la durmió, quiso que ella volviese a vivir… a despertar… a amar no a otro hombre, pero sí a ella misma…
Ella, ella, tomó sus besos, sus lágrimas, abrió sus ojos, y tomó su maleta en un viaje de regreso… siguió las huellas algo difusas en la arena, pero tenía el mapa del camino tatuado en sus pies, así que siguió… solitaria, ya no traía una sombra a su lado, esa sombra ahora era un poquito ella…
pero traía en la manos un pincel, para pintar con colores azulados, caricias, y un paisaje de sonrisas para esparcirlas al mundo sin reloj, sin calendario, cual rosas al viento en plena noche de otoño … cual acaso dormido, cual sonrisas de otra boca…

(En la sombra del tiempo, había una amiga, esperando verla llegar, viéndola volverlo a intentar…)

7 comentarios:

  1. Genial, Fran. Es una tentación que tenemos todos los poetas la de hacer prosa poética. Y tú lo has clavado, porque eres capaz de meterte en esos otros planos que nadie ve y crear uniendo las palabras en versos. Me ha gustado mucho. Un beso.

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  2. Ha sido un placer leerlo, Ella... tiene toda la vida, tiene la obligación de volverlo a intentar.

    Precioso Fran me ha encantado, muy muy bueno
    Un beso

    Ana

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  3. Paco, muchas gracias, en serio!
    Un abrazo cariñoso, gracias por seguir aquí!

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  4. Ana, ha sido escrito con la música del cuerpo, y los acordes del corazón, ha dolido, y ahí está...
    Muchas gracias!
    Un abrazo enorme, cuídate mucho, cariños
    Fran.

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  5. Una hermosa respuesta, mi querida amiga. Ojalá "Ella" emprenda el camino de vuelta pronto... Un abrazo gigante

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  6. Yoya, un abrazo gigante tb!
    Independiente de sí vuelve pronto o no, siempre tendrá una amiga aquí...
    Te quiero mucho, nos vemos, eso creo!

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  7. Cada cierto tiempo vuelvo a leer la carta que "Él" dejó para "Ella"... sobre todo cuando siento que "Ella" ha perdido las ganas de regresar. Nos veremos en cualquier recodo del camino.

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Bienvenido (a)

Como los primeros rayos del sol, al amanecer, medio tímidos tocando el cielo entre sus brazos... Así puede que me sienta, dispuesta a abrazarte con lo que más amo hacer, escribir.

Muchas gracias por estar aquí, entre mis sueños y desvelos.

Un abrazo,


Fran Joan Violet