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lunes, 23 de agosto de 2010

La luna tiene la tristeza ahogada desde hace casi, 9 años.
No se necesitan lágrimas para llorar, ni sangre para sangrar.
Lloro y sangro, sin ser vista, detrás de sus ojos
Pero juro, será la última vez.
Mi piel, me ahoga.
Mi alma tiembla, yo la acercó un poquito a lo que fuimos
Y me grita: ¡sabes muy bien, que no se puede, que jamás será lo mismo!
Y lo sé, lo sé.
Mi memoria juega conmigo
Y sólo se acercan a mí, los recuerdos del fondo de la herida.
Me he quedado tendida, mientras me volvía a mirar.
Lastimada.
El viento ahoga el violín que llora en esta piel.
La habitación está muy fría.
La niña, ya no me mira.
Siente que le fallé
Siento que le fallé
Mis ojos, yacen sin colores, humillados.
Cómo es posible, que el viento no me toque la piel?
Demasiadas migajas.

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Bienvenido (a)

Como los primeros rayos del sol, al amanecer, medio tímidos tocando el cielo entre sus brazos... Así puede que me sienta, dispuesta a abrazarte con lo que más amo hacer, escribir.

Muchas gracias por estar aquí, entre mis sueños y desvelos.

Un abrazo,


Fran Joan Violet