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domingo, 7 de febrero de 2010

Mori hace unos año, y tomo mis ruinas y recuerdos entre las grietas de mis pasos olvidados, y vuelo muerta por el pecado de tus lágrimas.
Quisiera que la memoria fuese voluntaria, y así dejar de sentir este constante invierno que me viste, o que más bien, me desviste.
Deje primero el abrigo, era negro, marchito en el olvido del diluvio. Luego tomé mi sangre y la esparcí lentamente entre el camino que me mató... y el suicidio un rugido del cielo, un trueno más entre tanto invierno que me comía los ojos.
Ya no tengo venas, están vacías, ya no tengo abrigo, por eso el frío se burla de mis sonrisas, tengo el miedo en el recorrido de mi sangre, y el asco de me coló en los huesos...
Un paso más, y la batalla termina, siempre es un paso más...

No tengo vida, pero tengo la forma de conseguirla en este refugio de sueños, aunque se me cuele por las manos, aunque se desvalenzca como la niña sonriente que hace mucho tiempo fui...

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Bienvenido (a)

Como los primeros rayos del sol, al amanecer, medio tímidos tocando el cielo entre sus brazos... Así puede que me sienta, dispuesta a abrazarte con lo que más amo hacer, escribir.

Muchas gracias por estar aquí, entre mis sueños y desvelos.

Un abrazo,


Fran Joan Violet